











hablar chévere

de la otra persona

para hablar

confianza mutua

expresión de afecto

los sentidos

de verdad

silencio se imponga

a tus expectativas




Antes de sembrar, hay que remover la tierra para que esté en condiciones favorables. Esto significa generar un ambiente seguro y libre de juicios, donde la persona adolescente sienta que puede expresarse sin miedo a ser criticado, ridiculizado, castigado o minimizado.
El agua es clave para que la semilla crezca. Y aquí hay que regarla con nuestra atención plena hacia la otra persona. De verdad nos importa lo que nos expresa y por eso la escuchamos con toda atención.
Sin luz, la semilla no puede crecer. Y esa luz viene de nuestro interior. Estar atentos de nuestras emociones y pensamientos, para tener una actitud más tranquila y abierta al diálogo. Escribir notas antes de la conversación puede ayudarte para expresar mejor tu punto de vista.
También hay que quitar las malas yerbas, es decir, las barreras que impiden la comunicación sincera y respetuosa. Como perder el control, forzar la conversación o lanzar frases hirientes.
Por último, la paciencia es virtud de quienes cosechan. Reconocer el esfuerzo mutuo permite que la conversación crezca sus ramas y así el árbol dará mejores frutos.
Una buena forma de cultivar mejores conversaciones es fortalecer los momentos de conexión: Promover rutinas en familia como comer juntos, jugar juegos de mesa, ver una película o serie en familia, dar un paseo juntos, entre otras opciones.









- No buscar culpables, buscar soluciones: esta regla es clave para evitar discusiones o que nos exaltemos.
- Limitar uso de celulares o aparatos tecnológicos: un momento de conexión personal sin que la tecnología se convierta en un obstáculo.
- Escuchar antes que responder: Dejar que la otra persona termine de hablar antes de interrumpir o contestar.
- No se valen los gritos ni palabras hirientes: Para mantener la conversación en un tono amistoso y de respeto.
- Terminar la conversación con algo positivo siempre: reconociendo algo bueno de lo que ha pasado.
- Crear reglas en conjunto puede ser divertido y una buena forma de empezar a conectar con la otra persona.
- Inventa reglas que sean diferentes y emotivas: Por ejemplo: pase lo que pase, la charla terminará con un abrazo o un apretón de manos.






















Por ejemplo, si respondes “bien” o “normal” cuando te pregunten cómo te fue en el colegio, agrega una anécdota sobre el día: algo que ocurrió en clase, en el almuerzo, lo que sea. Eso iniciará la conversación. O si eres una persona adulta puedes hablar sobre algo divertido que pasó en el trabajo o en cualquier otra situación.
“Vi un meme (o un video) que me recordó de algo”. O comenta un programa de televisión. O una noticia del día, que tú sepas que no va a generar polémica entre ustedes.
Si la persona adulta o el adolescente tiene una afición definida, puedes buscar información al respecto y plantear un tema que se relacione con ese hobby.
Dejar que fluya normalmente, aunque sea una charla corta. Y luego intentar promoverla siempre que sea posible.











- No lo veas como un fracaso sino como parte del proceso: encuentra otro momento y forma para retomar la conversación.
- Ajusta tus expectativas: no todas las conversaciones terminan con un acuerdo o una solución inmediata. Plantear el problema y permitir que la otra persona se exprese podría ser suficiente para una conversación.
- Identifica lo que realmente importa: evita enfocarte en ganar la conversación y prioriza la relación. ¿Qué sería interesante lograr con esta charla?
- No tomes las reacciones como ataques personales: en momentos de tensión, tanto adolescentes, como adultos, pueden expresar frustración con palabras hirientes. Como dicen en el fútbol cuando hay un cruce de palabras fuertes: es producto de la calentura del momento.


